miércoles, 23 de marzo de 2011

Inmortalidad


Supo que era inmortal, aún antes de saberlo. Lo supo muchos años atrás, un atardecer lejano de la infancia, mirando desde la arena de una playa del Norte cómo la niña de risa leve y coleta trigueña, que llevaba todo el día observando de reojo, se alejaba de la mano de su madre por la escalera del Paseo Marítimo

Mientras los años desaparecían entre relojes torpes como ciencias exactas, había seguido allí, en aquella playa del Norte. Y supo que seguiría siempre en aquel mismo lugar, con el bañador húmedo, mirando aquella espalda que se alejaba eternamente, mientras el Cantábrico gris devoraba otros veranos, que eran el mismo de siempre.

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